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Una descripción es acertada en la medida que coincide con lo que describe.1 Para saber qué tan acertada es, la cotejamos directamente con el objeto a que se refiere por medio de hechos observados y corroborados por diversos sujetos. Si la descripción clásica de Dios coincide con su objeto correspondiente, entonces es acertada.2
Para conocer directamente a un dios, debemos interactuar físicamente con éste.3 Pero hasta el momento, no encontramos nada concreto, corroborado como verdadero, que encaje con la idea histórica de Dios. Sin ningún objeto divino con qué interactuar, nadie tiene conocimiento directo de Dios.
Se han buscado, encarecidamente, indicios de la supuesta influencia divina en el mundo físico de los mortales, que den conocimiento indirecto al respecto.4 Pero al fin y al cabo, cuanto más rigurosas las investigaciones al respecto, tanto menos se observan los efectos físicos de la supuesta influencia de Dios.5
Asimismo, las conclusiones sobre Dios, basadas en infundados supuestos subyacentes, o resultantes de una lógica defectuosa, distan de valer como conocimiento indirecto fiable al respecto.6 Tales racionalizaciones justificativas son indicativas de las formas de proceder y los deseos de sus practicantes.7 Finalmente, queda el modelo conceptual en sí, pero resulta incoherente.8
Si existiera un sexto sentido, u otro mecanismo paranormal que nos permitiera el conocimiento directo y privilegiado de Dios, entonces ya se hubiera descubierto tras tanto buscarlo. De hecho, la libre investigación del supuesto mecanismo extrasensorial revela que cuanto más rigurosos los controles sobre las condiciones experimentales, tanto más débil resulta –hasta que se esfuma por completo.9
La sensación de una presencia intencional y oculta es común, pero no es un indicio fiable de su existencia, fuera e independiente del sujeto. Más bien es indicativa de nuestra gran sensibilidad a las intenciones ajenas, y de nuestra capacidad de detectarlas automáticamente.10 Tanto es así que muchas veces resultan ser falsas alarmas.
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En un sueño profundo, una conversación tiene lugar dentro del cerebro.11 En tal estado, el cerebro conversa animadamente consigo mismo. Asimismo, las experiencias místicas, como las revelaciones divinas, son generadas por el cerebro del mismo sujeto. Cabe recalcar que el místicismo puede ser puesto a prueba.12 Pero hasta ahora, no supera la prueba experimental.

El entendimiento basado en el misticismo es propenso al autoengaño.13 Justamente, la comprensión más fundamental de Dios proviene de medios propensos al autoengaño.
Las contradicciones entre las revelaciones divinas “recibidas” por diversos sujetos sugieren que se originan más bien en éstos, no en una sola fuente divina externa e independiente de ellos.14
Respecto a una idea propuesta para la aceptación, proceder solamente por fe es asentir a la verdad de la misma.15 Cualquier idea puede ser aceptada por fe, sin importar si es cierto. Dado su su pobre historial de fiabilidad, proceder por fe no justifica creer que una idea es verdadera.
En resumen, el supuesto conocimiento de Dios carece de fundamento real identificable. Si no se dispone ningún objeto Dios válido que estudiar, ¿cómo pueden haber expertos legítimos al respecto?16
borrador al 15 mar. 2020. Para revisión crítica. Carmen Chase ¿Encontró un error? Comuníquenoslo.
Los atributos del clásico concepto cristiano de Dios
El supuesto poder causal de Dios --->
Un argumento para el origen humano de Dios
cargas correspondientes a las afirmaciones sobre Dios |
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Notas
1. Vale recordar que la veradad de una proposición radica en la correspondencia con los hechos a los que se refiere. La teoría correspondentista de la verdad, también conocida como la teoría de adaequatio, es la noción más extendida de veracidad. Se entiende como una relación de correspondencia entre una representación y lo representado: adecuación empírica. Ver, por ejemplo, “Knowledge in a Social World”, Alvin I. Goldman, (Oxford University Press, 1999), Sección 2.6 The “Correspondence Theory”.
2. Dios se define como “ser supremo que en las religiones monoteístas es considerado hacedor del universo”: diccionario RAE 22º edición. Este breve ensayo pretende resumir el supuesto conocimiento objetivo de la entidad teórica, intencional y suprasensible “Dios”, conforme a las “sagradas” escrituras. Este tipo de Dios no debe confundirse con una interpretación puramente simbólica de un dios. Los planteamiento que Dios sólo simboliza algo mundano y nada más (por ej., Dios sólo simboliza el amor), se diferencian del planteamiento bíblico de Dios. Por otra parte no es lo mismo “creer que Dios existe” que “creer que creer en Dios es bueno””.
3. Se toma conocimiento directo por los cinco sentidos: ver “Oxford Studies in Epistemology, Vol. 2”, (Oxford University Press, 2007), pág. 39. La interacción con los cinco sentidos implica que el objeto reaccione físicamente a la luz, interactúe físicamente con los observadores, con sus instrumentos, etc. Esto implicaría que para conocer a un objeto directamente, éste debe ser o propiamente físico, o al menos físicamente realizado.
4. El motivo de investigar, aparentemente, es para estar seguro: sería supersticioso sólo suponer, pasivamente, una relación causa-efecto donde realmente no se justifica, ni es de esperarse.
5. Es decir, los efectos físicos e independientes del sujeto. La ausencia de efectos observables de una supuesta entidad causante, donde lógicamente debe haberlos, es un fuerte indicio de su ausencia.
6. Los argumentos presentados para el supuesto conocimiento indirecto de Dios resultan insostenibles bajo criterios de lógica normal: véase “Atheism: a Philosophical Justification”, Michael Martin (Temple University Press 1990); ver también “The Impossibility of God”, Michael Martin y Ricki Monnier editores (Prometheus Books, 2003).
7. Por ej. podría indicar un razonamiento motivado: empezar con una idea que se da por deseable, o deseable que fuera cierta. Después rebuscar razones o hechos que la apoyen, o la confirmen, o la defiendan, para justificar lo que se desea.
8. Para un compendio de los atributos contradictorios, véase “The Impossibility of God”, Michael Martin y Ricki Monnier editores (Prometheus Books, 2003). Por ej. el atributo de omnisciencia implica una mente. Los procesos mentales se realizan en los sistemas del cerebro. Pero si también se le atribuye la inmaterialidad, ¿en qué cosa se realizan los procesos mentales para la omnisciencia?
9. “The Believing Brain”, Michael Shermer, (Times Books, 2011), cap. 7. Cabe recalcar la falta de fundamento real identificable para el supuesto mecanismo extrasensorial. También ver "Paranormality", (Macmillan, 2011), que examina la sicología al respecto.
10. Ver por ej. Boyer 2002, Barrett 2004, Hood 2009, Bering 2010, Shermer 2011. .
11. Por inferencia a la mejor explicación, se realizan en los sistemas del cerebro. Esta inferencia coincide con los conocimientos neurológicos actuales, la gran mayoría de los expertos pertinentes, etc...
12. por ej. brindar, por medio del misticismo, datos muy precisos sobre un suceso por venir, como el lugar y hora exactos de un futuro sismo mortal, etc...
13. Al menos en cuestiones de hechos, el entendimiento basado en el misticismo, en la intuición ingenua, en la introspección, o en la fe, es más propenso a errores y al autoengaño que el entendimiento basado en las observaciones corroboradas por diversos sujetos.
14. Por ej., las revelaciones divinas recibidas por un esclavista, pueden contradecir una revelación divina recibida por un esclavo: mientras que las del esclavista coinciden con sus intereses esclavistas, las del esclavo tienden a apuntar a otro lado, como a la libertad y equidad anheladas. Cabe recalcar que las experiencias místicas, como las revelaciones divinas y vocecitas interiores, son difíciles de corroborar por terceros, lo que dificulta el entendimiento común al respecto entre los diversos destinatarios de tales mensajes místicos. Por otra parte, el aferramiento por fe a las divergentes revelaciones divinas, a veces diamétricamente opuestas, por parte de los respectivos fanáticos opuestos dificulta arbitrar entre éstos.
15. fe en el sentido clásico, no en el sentido popular de confianza sin matizar si tiene debida justificación o no.
16. La calidad de experto se valida por el gran cuerpo de conocimiento fiable en un estrecho campo de especialización válida correspondiente. Pero nadie tiene conocimiento fiable de Dios. Por otra parte, el concepto clásico de Dios tampoco es un constructo lógicamente válido. Pueden ser unos tecnicismos, pero con implicaciones: e.g. si nadie tiene autoridad cognitiva en Dios, entonces en principio, la opinión inexperta de uno vale igual que la opinión inexperta de otro. Asimismo la validez de la teodicea, como especialidad, vendría a ser algo similar a la de la astrología. |
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